¡Hola Hola!
Siguiendo las tablas del saber estar, es imprescindible hablaros de la tolerancia, la amabilidad, la simpatía y la cordialidad. Tanto en estos conceptos como en los anteriores, debéis recordar el primer post: LA NATURALIDAD. Cualquier manera de manifestar estas actitudes debe ser natural, sin fingir.
En primer lugar, la tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás como si éstas fuesen nuestras propias maneras de ser, pensar y vivir. Como la verdad absoluta no le pertenece a nadie, cada uno de nosotros tenemos que interiorizar el hecho de que cada visión particular, creencia o costumbre puede ser diferente sin que la nuestra sea la correcta. Escuchar, valorar y respetar las opiniones ajenas nos ayudan a seguir aprendiendo día a día.
"Nunca te acostarás sin saber una cosa más"
En segundo lugar, la amabilidad es una actitud. Con esto me refiero a que es una forma de actuar, de comportarse. Ser servicial, indulgente y tolerante es una cualidad que pone de manifiesto los buenos modales de cada uno. La amabilidad abarca los conceptos de los que os he hablado hasta ahora: naturalidad, respeto, prudencia, discreción, sencillez y tolerancia.
La amabilidad es saludar con una sonrisa al cajero del super, ayudar a cruzar a los mayores, aplaudir cuando otro cumple su objetivo... Existen mil ejemplos para poner en práctica y os aseguro que nadie rechaza un gesto amable.
"Ser amable, es ser invencible"
En tercer lugar, la simpatía como una forma de ser y de carácter. La simpatía hace que cualquier persona resulte atractiva y agradable a los demás. De esta forma, genera más simpatía a su alrededor.
Sin embargo, no existe relación alguna entre la simpatía y la ironía, la mordacidad, la sorna y el sarcasmo, pues fusionar esas características no hace que la persona sea más chistosa. La simpatía es comprender al prójimo, interesándonos por su felicidad o su desdicha. Crear un entorno de cordialidad hace que la comunicación y confianza favorezca nuestras relaciones personas y profesionales.
La simpatía gusta, provoca que te vean agradable, encantador/a, afectuoso/a, inteligente, cordial, ingenioso/a, espontáneo/a. En cambio, la antipatía disgusta, irrita y distancia a las personas hasta el punto de provocar la ruptura de sus relaciones.
"La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz"
Por último, y no por eso menos importante, la cordialidad. Una simbiosis entre el buen humor y la amabilidad, aderezado con un toque de buena educación. Gozar de esta virtud expresa atención, buen gusto, franqueza y seguridad en la persona, haciendo de ella una persona positiva y alegre, cargada de afectuosas palabras.
Aplicando la cordialidad en nuestros actos, acciones, conversaciones, sentimientos y emociones generaremos aceptación y relaciones de calidad.
"Sé cordial con quienes no lo son contigo, pues de ese modo verán su error"
¡Espero que os haya gustado esta dosis de saber estar y buenas maneras! ¡Feliz inicio de semana!
Besos,
B.
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